La moción de censura presentada por VOX con candidato Ramón Tamames no creo que pase a la historia de las sesión parlamentarias.
La mayoría de intervinientes principales fueron a cumplir el trámite, como creo que fue en los casos de Pedro Sánchez y Cuca Gamarra, demasiado esclavos del folio que debían leer.
Ramón Tamames, en su primera intervención fue también así, pero no ya en las siguientes, en las que tuvo más naturalidad y ya le pude ver gesticular con sus manos cuando iba defendiendo sus argumentos. Muy implicado con aquello que iba expresando.
Pero para mí, la gran protagonista fue Yolanda Díaz. Y no tanto por lo que dijo, sino por cómo lo dijo. A continuación resumo los aspectos que considero más llamativos de su intervención:
LA DUREZA: Fue muy muy dura con Tamames. Lo que advertí en sus expresiones faciales de ira, con su cuerpo hacia delante, en cómo se expresaba a golpes de voz, lanzó unas miradas de las que atraviesan al candidato de VOX e incluso con ese dedo índice que transmite tanta agresividad y que, de vez en cuando, sacó para criticar a Tamames.

LA CONTENCIÓN: Curioso me resulta que, a pesar de la dureza que he comentado en el punto anterior, no obstante, creo que incluso hizo un ejercicio de contención, de autocontrol, para no serlo más. ¿Dónde lo advertí? En cómo apoyaba sus dos manos en la tribuna o se las agarraba en diversas ocasiones durante su intervención. Algo nada normal en ella, que siendo una persona tan expresiva, es muy gestual, de mucho mover las manos. Aquí intentó no serlo tanto.

NO LEYÓ: Muy bien. Esto lo aplaudo en un orador. Hizo lo que se debe hacer: llevar muy bien preparada su intervención, con un guion de puntos y luego ya, en vivo, dejar que fluyan las palabras.
BAJO TENSIÓN: El estrés que su mente estaba sufriendo lo trataba de calmar a través de diversos gestos denominados «manipuladores», esto es, de contacto físico, en este caso en los micrófonos que tenía delante en la tribuna.
«QUÉ BIEN LO HE HECHO»: El momento más divertido fue cuando terminó su intervención y se colocó en su banco en el Congreso. Todos a su alrededor le aplaudían. Pues ella también se aplaudió. Me recordó a cuando hizo esto mismo la princesa Leonor y su padre le dijo al oído: «no aplaudas, que los aplausos son para ti» (o algo parecido); ella se echó a reír y dejó de hacerlo. Aquí, Yolanda Díaz, no tuvo a nadie cerca que le dijera que no se aplaudiera a sí misma.

LA COMPLICIDAD CON SÁNCHEZ: Fue total. Con besos y abrazos. Tienen un «amor» político que muchos quisieran 🙂

EN CONCLUSIÓN
Lo he titulado «La otra cara» y no «la verdadera cara» como algunas personas están comentando. Y es que una persona tan emocional como ella no es de extrañar que cuando la vemos feliz es exultante, pero cuando la vemos enfadada, dé miedo (exagerando). Y ambos rostros son sinceros.
Le he he dado a me gusta al comentario del Prof. Martín Ovejero. Pero de ahí a que me hubiera gustado la intervención de la observada, va un trecho tan grande…. Sigo dándole vueltas a la estrategia utilizada por el presidente para con la «presidenta segunda» (Patxi dixit) y la falta de vergüenza, ajena o propia, en la laudatio personalizada a los compañeros de mesa en el Consejo de Ministros que me recordó el discurso de despedida de un jubilado tras la cena homenaje de los compañeros.
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Totalmente de acuerdo. Después de Tamames, la q más juego dió.
Ya consagrada como lideresa de IU y Podemos.
Mitinera, Pasionaria, te sabe besar y morder al mismo tiempo …….en estos tiempos tan bajos de parlamentarios preparados…….al menos está destaca por algo, aunque no vaya solucionarme nada y si perjudicarme con sus planes políticos. Un abrazo
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