Cada año siento más admiración por las personas seleccionadas en estos premios. He de reconocer que a algunos no les conocía antes, pero cuando nos explican sus méritos para conseguir este galardón, lo creo muy merecido.
Los detalles desde la comunicación no verbal que más destaco en esta entrega de premios, centrándome en la Familia Real y, principalmente, en la princesa Leonor son los siguientes:
LA PRINCESA DE LAS SONRISAS: Leonor, con una sonrisa ya marca de la casa, siempre acompaña sus miradas dirigidas a las personas que esperan para ver en plena calle a la Familia Real o al dirigir, junto a su hermana la Infanta Sofía, una mirada a la abuela la reina Sofía.


LA REINA LETIZIA CON TODO BAJO CONTROL: Sin duda es la más atenta a todo lo que sucede a su alrededor, indicando cuando entrar al salón de ceremonias, dando sus últimos retoques a sus hijas y observando con atención cada intervención del acto.


LA FUERZA VITAL DEL FLAMENCO: Me han parecido impresionante las premiadas María Pagés y Carmen Linares cuando han cantado y bailado. Cuánta emoción y fuerza. Ole por ellas.

EL MEDIDO DISCURSO DE LA PRINCESA: Cuando se ha colocado tras el atril y ha leído su discurso, la princesa se ha transformado: ha cambiado su dulce sonrisa por una mayor tensión producto de su responsabilidad. Va a cumplir 17 años, es muy joven y seguro que irá ganando experiencia para este tipo de discursos que le liberen de la esclavitud del guión, aunque sí se notaba que lo tenía muy trabajado al dar una buena entonación a cada frase. Ha querido transmitir mucho compromiso e implicación con las causas de los premiados con esa frase tan repetida a modo de mantra: «Me importa…».

ANTES PADRES QUE REYES: La mirada con tanta atención hacia su hija de los reyes Felipe y Letizia era casi hipnótica. Incluso a ella se le veía asentir según escuchaba a Leonor, en un gesto propio de asentimiento de confirmación porque le parecía muy bien como lo estaba haciendo su niña. Y la felicitación del padre muy cariñosa siempre.


EL GESTO MÁS DIVERTIDO: Me encanta la espontaneidad. Qué divertido ver a la princesa Leonor sentarse tras acabar el discurso y sentir una felicidad tan grande que hasta ella misma se aplaudía. Es algo propio de quien ha sentido concluir su momento de máxima tensión. Ha sido el momento en que su padre le ha dicho, entre risas, que deje de hacerlo y la reacción de Leonor tan espontánea como pueden ver a continuación:
En conclusión, un año más de grandes personas premiadas, un año más de sonrisas, miradas y controles reales, y un año más de análisis no verbales.
Cuánto se aprende con tus comentarios,gracias por compartirlos ,y darnos la oportunidad de aprender todos los días algo mas
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