Soy consciente que, en esta ocasión, analizo solo un instante de una reunión en la que, después, pudieron saltar fuegos artificiales entre los protagonistas, pero para que eso sucediera, mucho habrían tenido que cambiar las cosas.
Vemos a un Casado mucho más implicado e interesado con su reunión, con una mirada directa y gesticulando con agilidad; si bien, la sonrisa es del tipo “social”, algo forzada, esa que solemos utilizar “para lo foto”, que así todos nos entendemos.
En el otro lado de la mesa, o tal vez del universo, una Merkel muy estática, con una mirada ausente y parece que resignada, asistiendo con la cabeza, que más parecía un acompañamiento educado que un gesto de confirmación a lo que le pidiera decir Casado. Además, es a la única que no veo un bolígrafo para tomar notas, aunque podría estar bajo sus manos, no obstante.
La mirada delata nuestro interés y en ese preciso momento… pareció haber poquito.
Y muy divertido el cruce de miradas que podréis ver a continuación entre los asesores de ambos.