EL GRAN ENFADO PAPAL

Nunca habría imaginado que mi primer análisis no verbal del año 2020, mientras escucho el relajante Concierto de Año Nuevo, iba a tratar sobre un cabreo papal.

Este martes 31 de diciembre, el Papa Francisco estaba saludando a la gente en la Plaza de San Pedro cuando, de repente, ya vuelto de espaldas, una mujer le agarra de la mano y le pega un tirón para acercarle. La reacción es tan intensa que llega, incluso, a dar unos manotazos a la mujer.

ESTO, HAY QUE ANALIZARLO!!!!

 

 

 

¿POR UNA MUJER ASIÁTICA?

Observamos que la autora parece tener rasgos asiáticos, lo cual sorprende ya que su cultura no admite de buen grado el contacto físico y, por ello, suelen ser muy respetuosos con el mismo.

Dado que en este caso no ha sido así, podría tratarse de una mujer de descendencia asiática, pero que ha crecido en una cultura en la que este tipo de contacto se encuentra mejor considerado.

Tampoco podemos descartar que ella pensara «ahora o nunca«. Que esta ocasión de tener tan cerca al Papa no podía dejarla pasar y su deseo fuera más fuerte que sus costumbres.

 

ANÁLISIS DE LA REACCIÓN

¿Rechazo al tacto?

Se ha indicado en redes sociales la posibilidad de que el Papa haya reaccionado así porque no le gusta que le toquen. En este caso lo descarto, dado que viene de que toquen su mano diferentes personas y en su rostro no se advierte asco o desagrado de ningún tipo, incluso cuando se aleja del público, refleja alegría.

 

¿Dolor por el tirón?

Habría la posibilidad, como algún medio de comunicación ha indicado, de que un tirón inesperado, y dada su edad, le hubiera causado dolor en el hombro o brazo. Sin embargo, si fuera así, cabría esperar un movimiento inmediato reflejo de echarse la otra mano al lugar dolorido, lo cual no sucede.

 

¿Se enfada porque se sorprende o porque se asusta?

La sorpresa la descarto dado que desde el primer instante se ve tensión facial, la cual no existe en una simple reacción de sorprenderse.

Más me parece que se haya asustado, dado que, a pesar de verle de perfil, observamos tensión facial y como la boca se estira horizontalmente, parámetros propios de la reacción instintiva de miedo en el ser humano; así mismo, los propios manotazos también podrían venir provocados por un instinto defensivo.

Eso sí, cuando ya le podemos ver de frente, la ira es muy marcada. Se aprecia en el ceño fruncido y las cejas en forma de V, y qué interesante es ver cómo dirige la mirada al lado totalmente opuesto.

 

En conclusión, ni el Papa se salva de que su comunicación no verbal le delate.