A día de hoy, cuando se cumple un año de la proclamación como Rey de SM Felipe VI, y justo unos días después de que éste revocara el título de Duquesa de Palma a su hermana la Infanta Cristina, toma especial actualidad el cuadro de la Familia Real pintado por Antonio López.
Si una fotografía nos aporta información a nivel emotivo de los protagonistas de la misma, un cuadro nos trasladará a la mente del artista.
Veremos a quienes posan a través de los ojos del pintor. En muchos casos lo que intencionadamente nos ha querido transmitir, y en otros, al movernos en el mundo de la comunicación no verbal, mensajes inconscientes que le podrían haber pasado desapercibidos incluso al propio creador.
En el caso del cuadro de la Familia Real podemos inferir lo siguiente:
- Parece dividir su obra en tres escenarios: el de la Infanta Cristina a la izquierda, los Reyes Juan Carlos y Sofía junto a su hija la Infanta Elena en el centro, y por último el actual Rey Felipe a nuestra derecha.
- La Infanta Cristina no se une al resto de la familia e incluso se encuentra levemente retrasada por la parte izquierda de su cuerpo. Parece haberse quedado un poco apartada y atrás. ¿Fiel reflejo de la realidad actual? Lo cierto es que resulta difícil, a día de hoy, verla en una foto junto al resto de su familia.
- La Infanta Elena y la Reina Sofía parecen las más tradicionales, portando ambas un abanico en su mano, elemento propio de la tradición española.
- Si una persona se caracteriza en el cuadro como la más entrañable es la Reina Sofía, la única que sonríe mientras nos mira, incluso pudiendo llegar a observar parte de sus dientes, lo que transmite sinceridad en su alegría.
- El más emotivo sería el Rey Juan Carlos, quien utiliza el tacto en su comunicación, principalmente con su hija Elena, con quien se le aprecia más unido al cogerla por su hombro; y se adivina con la Reina Sofía al pasar su mano izquierda hacia la espalda de la misma.
- Ahora bien, si una persona ha sido destacada, ese es el Rey Felipe: se encuentra a una distancia considerable respecto al resto de su familia; además, le sitúa más adelantado, lo que le hace ocupar un mayor espacio en el cuadro (sin olvidarnos de su considerable altura) y, también, parecer más próximo a quienes le observamos. Es muy interesante que la visión del artista coincida con la imagen que está transmitiendo en el día a día nuestro actual Rey: alejado del pasado y próximo al ciudadano.
Qué gran verdad eso de… “una imagen vale más que mil palabras”. Un ejercicio de análisis de la Comunicación No Verbal de una obra pictórica puede conseguir que sus protagonistas, o el propio artista, nos hablen desde detrás del lienzo donde se hicieron inmortales.