En un sentido figurado, se suele decir de algo que está en “caída libre” cuando empeora muy rápido y sin control, como si estuviera desplomándose.
En este año 2025, la comunicación no verbal de Pedro Sánchez es la propia de una persona que, o bien es muy mala comunicadora, algo que descarto porque le considero uno de los políticos que mejor han sabido comunicar; o nos encontramos con alguien que ha perdido mucha confianza y, con ello, fuerza y seguridad en su comunicación. Me baso en lo siguiente:
-1- Más miradas bajas. Que se asocian a vergüenza, culpa, tristeza, arrepentimiento… En cualquier caso, no transmiten seguridad en aquello que se defiende.
-2- Mayor frialdad o incoherencia emocional en su rostro. O no advertimos emociones cuando debería haberlas o, en otros casos, como cuando le atacan en el Parlamento, para encubrir la ira, que sería la emoción coherente, se ríe a carcajadas de una manera muy exagerada.
-3- Menor gestualidad. Partamos de una base, los gestos que hacemos con nuestras manos contando lo mismo que nuestro mensaje verbal, fortalecen el mensaje. Sánchez se ha congelado bastante a nivel gestual, acompañando menos que antes con sus manos lo que expresa, algo propio de falta de confianza en aquello que se dice.
-4- Brazos por detrás del cuerpo. Últimamente estoy observando a Sánchez defender sus puntos de vista con las manos de esta manera, cogidas por detrás de su cuerpo, algo que antes nunca hacía y que sería más propio de alguien tímido, pero nunca del Sánchez que conocíamos, es otro reflejo de inseguridad.
-5- Encogimiento corporal. Si algo siempre ha tenido Sánchez es muy buena planta. Su cuerpo siempre estaba erguido con la cabeza alta. Pero en estos últimos tiempos son numerosas las ocasiones en que le advertimos echo más un “ovillo” y con caída de hombros hacia adelante.
-6- Distanciamiento social. ¿Hace cuanto tiempo que no le vemos saludando a la gente como sí hace, por ejemplo, la Familia Real? Cada vez es más distante y esto hay que sumarlo a sus contadas ruedas de prensa donde cualquier periodista pueda preguntarle libremente. Nunca olvidemos que el periodista es el portavoz del ciudadano, pregunta y repregunta siendo la voz de quienes no podemos preguntarle. El alejamiento del periodista es un alejamiento del ciudadano y, cuidado, porque lo es también del votante.
También suma su distanciamiento internacional como el momento de la foto durante la reunión OTAN.
-7- Contacto con objetos. Cuando el cerebro se encuentra estresado busca el contacto físico para calmarse. Sánchez antes era excepcional verle estresado. Sin embargo, últimamente es habitual comprobar repetidos toques al micrófono o a su chaqueta cuando se expresa.
-8- Los trajes parecen quedarle, en ocasiones, grandes. Me llamó especialmente la atención este hecho en la Conferencia de Presidentes que se hizo en Cataluña, donde parecía que llevara un traje varias tallas más grande. Si lo hace adrede lo considero un error dado que transmite sensación de descuido personal y eso era algo que nunca antes le sucedía, dado que parecía que sus trajes le quedaban perfectos.
-9- Muy demacrado. Que se le ve mucho más delgado es un hecho que creo nadie pone en duda, en la cara se le notan los huesos y eso antes no sucedía, también transmite sensación de agotamiento o, lo que es peor, de hundimiento personal. No creo que se deba a que se ha puesto a dieta porque seguro que lo sabríamos para que se deje de hablar tanto de su delgadez y de la imagen que proyecta.
Si habláramos de una persona que siempre hubiera comunicado así, no tendría mayor importancia, pero he descrito 9 aspectos comunicativos que antes no tenía y que todos juntos a mí me transmite inseguridad y agotamiento personal.
Estoy convencido que habrá quienes lo vean lógico por las duras e injustificadas críticas que está recibiendo él y su entorno; y otros que también lo verán lógico porque esas críticas son merecidas. Me es indiferente una u otra opción, lo importante es que la comunicación no verbal saca fuera lo que “nos devora” dentro.
José Luis Martín Ovejero 