Por más vueltas que le doy no me explico por qué, en estos momentos, el anterior rey, Juan Carlos I, va a plantear ahora una demanda contra Miguel Ángel Revilla por difamación.
Los 3 grandes errores que considero se mezclan en esta acción judicial serían:
1 – FUERA DE TIEMPO: Las declaraciones de Revilla ya las hizo hace tiempo y nadie o casi nadie las recordaba.
2 – REVIVE SITUACIONES OLVIDADAS: Cuando Juan Carlos I, poco a poco, estaba regresando a España en una situación de cada vez mayor normalidad, plantea esta acción y provoca que abra todos los informativos y tertulias recordando sus presuntos, presuntos y presuntos… amoríos, irregularidades fiscales o ingresos extraordinarios.
3 – DESEQUILIBRIO PROCESAL: Como bien ha dicho Revilla, resulta cuanto menos “feo” que alguien que ha tenido la condición de inviolable demande a un ciudadano al que sí se puede demandar por carecer de su “escudo”.
La inviolabilidad del Rey es una prerrogativa recogida en el artículo 56 de la Constitución Española que protege al Jefe del Estado de responsabilidades civiles y penales.
Si bien, en el 2014 se introdujo la siguiente modificación en la Ley Orgánica del Poder Judicial: las Salas de lo Civil y de lo Penal del Tribunal Supremo conocerán de la tramitación y enjuiciamiento de las acciones civiles y penales, respectivamente, dirigidas contra la Reina consorte o el consorte de la Reina, la Princesa o Príncipe de Asturias y su consorte, así como contra el Rey o Reina que hubiere abdicado y su consorte.
El desequilibrio de que hablo ya es mucho menor, si bien todo lo llevado a cabo antes de la abdicación podría contar con el «escudo» que especifico y, con seguridad, lo realizado antes de 2014.
CONCLUSIÓN
Nos encontramos ante un grave error desde la perspectiva de la comunicación estratégica; salvo que la acción de Juan Carlos I no sea un fin en sí misma, sino un medio que persiguiese un fin diferente, como, por ejemplo, podría ser que tuviera la intención de publicar un libro de memorias o algo parecido.
Esta hipótesis justificaría también que el elegido sea Revilla y no Bárbara Rey, Corina, Monedero, Rufián… todas ellas y muchas más que él considerase que le han perjudicado por sus acciones o comentarios.
“Por qué yo?” Se pregunta Revilla.
Imaginemos que se ha planteado elegir a una persona con gran exposición pública mediática que no guardará silencio o de quien sabe que dará una comparecencia que conseguirá que sus palabras tengan gran eco. Pues con Revilla lo consigue sin duda. Como dijo un periodista que ha estado en esa comparecencia: “Aquí no cabía un periodista más”.

Presenta su demanda ¿para que nadie más “se meta” con él?, esto es, lo que sería una acción ejemplarizante. ¿A estas alturas? ¿ahora? No lo veo.
Creo, y solo es una hipótesis, que podría estar buscando mucha atención y repercusión mediática para un fin diferente al de la difamación.
La imagen de portada la he creado con inteligencia artificial. No es real.

